Sin sombrero o con mandil, con aguja o sin dedal, con palabras al aire de una tarde de julio que unidas hacen versos y con ellos poesías de las que nutren el espíritu, sosiegan las mentes y alienta sensibilidades. Palabras en bocas femeninas que nos hacen soñar, que nos trasladan de lo material a lo onírico y nos elevan sobre caminos y laderas dibujando en nuestras miradas espacios inéditos y por momentos placenteros. En ocasiones con el dolor agitado por afectos no correspondidos o relatando las injusticias de cada momento, en otras quizá con dulces notas musicales que van componiendo sinfonías difícilmente audibles.
Palabras, hermoso término donde los haya, que uncidas por los sentimientos permiten armar frases que acarician el corazón de los afortunados dispuestos para percibir su hermoso contenido. Un lamento, un quejido, una declaración de amor, un desgarro deletreado, un sentimiento callado, un espacio silente entre vocales mudas, una caricia, un abrazo, un adiós, un vuelve, un te quiero al aire, un búscame…, todo reunido en un verso mientras sus letras se abrazan en una estrofa con la que forman un mensaje que habla de ellas.
Defendiendo a los poetas con la poesía que fluye de sus ocho bocas hermosas, que susurran o gritan, modulando la voz mientras nos cuentan y dicen, haciéndonos sentir la belleza o tragedia que describen como nadie éstas EN BOCA DE MUJER. Mientras entrelazan poemas, música y prosa de poetisas, escritoras, pintoras, escultoras, feminista anarquista, actriz o cantante lírica. Todo un espléndido ramillete de ocho heroínas sin corona, que compartieron y protagonizaron una hermosa época que conocemos como la generación del 27. Ellas, María Teresa León, Maruja Mallo, Marga Gil, Carmen Conde, Lucía Sánchez, Ángela Figuera, Concha Lagos y Josefina de la Torre, fueron coprotagonistas silenciadas por el tiempo que les tocó vivir, junto a nombres tan sonoramente conocidos como Alberti, Ortega y Gasset, Blas de Otero o mi admirado Gabriel Celaya con su inseparable y amada Amparitxu. Solo una pequeña muestra en representación de tantas mujeres que convivieron con los duros años previos al 36. Los que siguieron resultarían aún peores para las que como ellas formaban parte del bando perdedor, obligadas a elegir entre el exilio o la cárcel.
Otras ocho mujeres en este caso de nuestras riberas, Fina Brasa, María Ángeles Cordero, Laude Charro, Olvido Fuertes, Concha González, Inocencia Montes, Charo Martínez y Esther Ruvira, habéis puesto en escena en ese maravilloso acto en la biblioteca municipal un poco de cada una de vosotras. Vuestra entrega y esfuerzo ha contribuido a pregonar la existencia y reivindicar la memoria y la obra de tan ilustres mujeres. Vosotras sois las responsables de haberlas hecho vivir de nuevo situándolas flotando entre las calles de nuestra ciudad. En realidad podría haber sido un magnifico ensayo del pregón de las próximas fiestas, eso sí, hecho por valientes y notables mujeres de nuestra ciudad y comarca, sin “aperios” de foráneos de poca monta, que nunca podrán recitar mejor que ellas las bondades de nuestra ciudad y sus gentes. A quien corresponda recordarle el dicho popular: “rectificar es de sabios”. Séanlo al menos en este asunto y rectifiquen.
De vuelta al verso suelto pero verso al fin, para añadir que fue un magnifico acto poético y musical el que el pasado viernes nos regalasteis a todos. Gracias por hacerlo posible y conseguir que incluso los que lo vivimos en la distancia obligada por la vida, vibráramos, sintiéramos y nos emocionáramos, imaginando el susurro acariciante emanando de los labios poéticos de ese maravilloso grupo que llamáis EN BOCA DE MUJER… Buenos y bañezanos días.