Desayuno con… estultos, cerriles y palmeros

 Es tristemente habitual que cada mañana amanezcamos con una actuación, mensaje u opinión que nos sonroje y llene de contenido la frase de “vergüenza ajena”. Y lo es más si el actuante como en este caso ostenta algún cargo que por minúsculo o irrelevante que este sea, no limita sus extemporáneas apariciones poniendo en evidencia sus limitaciones intelectuales y conceptuales, su actitud y aptitud. Vienen a querer representar lo que ni por lo uno ni por lo otro pueden llegar a ser. Ello no implica que enardecidos por los palmeros subsidiados y sin el menor sentido autocritico se coloquen delante de una cámara, aunque ésta sea más de video casero que de un medio de comunicación al uso. Consiguiendo una vez más que sus comportamientos y dicciones nos traigan al recuerdo de forma inevitable las andanzas del popular Abundio. Quizá podría haber hecho un uso más acorde con el cargo de presidente de la federación de motociclismo de Castilla que no León. Quizá hubiera podido explicar y dar cuenta de la memoria deportiva y económica de su mandato a punto de finalizar. Esto es lo que del raciocinio medio se puede esperar. Sin embargo y sin el más mínimo pudor, convierte  el evento en un acto electoral anunciando su candidatura. Un hecho más sustentado en la prepotencia y creencia de sentirse dueño y señor del cortijo. Por cierto, permítame que pregunte: ¿Los gastos derivados del simulacro que han realizado quien los paga? ¿se pagarán con recursos de la federación que usted maneja o correrán por cuenta del moto club bañezano que manejan sus acompañantes? En cualquier caso, recursos que no son de libre disposición como en tantas otras ocasiones, que tendrán que explicar adecuadamente en las respectivas y rigurosas auditorías externas, que no tengan duda tendrán que pasar, más pronto que tarde. Un consejo para finalizar: dedique su tiempo y sus desvelos a poner orden en las turbias riberas del Pisuerga que usted tan bien controla y deje de utilizar nuestras bellas riberas del Órbigo, Tuerto o Duerna para medrar. Éstas no están en venta.

Ceñirnos a los hechos como apuntaba recientemente en su blog, el joven vástago del clan, nos obliga a utilizar aspectos como objetividad, generosidad, capacidad analítica, humildad, en resumen, inteligencia. Cuando el enroque y lo cerril se antepone a lo anterior -permítanme la licencia- Houston tenemos un problema. Cuando lo general lo convierten en particular, cuando lo público lo privatizan y se lo apropian, cuando hasta se permiten dar títulos y autorización para opinar, surge el dislate y el esperpento. Cuando a posteriori, casi un mes después de la brillante carrera de las “amotos” de La Bañeza y por ende de los bañezanos y de quien nos visitan, la respuesta del actual presidente  del moto club bañezano, es el simulacro de rueda sin prensa, algo en la mente de los que la protagonizaron no va bien. Una carrera, por cierto, que ustedes se negaron a organizar. El propio escenario mental que propicia seguir empecinado en aferrarse a interpretaciones falaces, ya pudiera indicar por sí mismo de qué pozo mana el agua. Con lo gratificante que hubiera sido aprovechar el gasto realizado para pedir disculpas a los bañezanos y prestarse a reparar los puentes rotos, en lugar de seguir con aquello de sostenella y no enmendallay con ello tratar a la inmensa mayoría de los bañezanos de estultos irremediables. Con todo lo anterior y lo que falta por decir, tiempo habrá, ni usted ni la junta que aún le aplaude sus desgracias, reúne la actitud necesaria y lo que es aún peor, tampoco la aptitud exigible a quien está llamado a representar a una entidad que tanto proyecta el nombre de nuestra ciudad por el mundo. Su última gracieta, remitiendo a los socios un seudo panfleto con DVD incorporado tratando de explicar lo que nunca ha conseguido, deja perplejo al más circunspecto de los mortales. Tanta dificultad para hacerse entender se hace difícil de digerir. Haciendo responsables a todos de lo ocurrido, sin que realice usted y sus coristas el más mínimo ejercicio de autocrítica, pone de manifiesto un talante de actuación, poco envidiable. Insultando gravísimamente a los medios de comunicación locales y a la inteligencia de todos, poniendo en evidencia la capacidad conceptual e intelectual del o los autores del citado panfleto. Incluso dejando entrever tics aún más preocupantes cuando se refiere usted a las próximas elecciones, “si alguien se anima adelante, si es de ley será recibido con los brazos abiertos” ¿A qué ley se refiere Sr. Presidente cesante? ¿quizá otras personas que busquen la concordia, el acuerdo y la colaboración que usted ha despreciado en la última parte de su mandato, no cumplen su concepto de Ley? Puede irse usted tranquilo, ya ha pasado a la historia por intentar por todos los medios terminar con la carrera de las “amotos” de nuestra ciudad y no precisamente por el título de “Bañezano del Año” que el semanario parroquial y su ilustre jurado le concedieron en 2012. Quizá debieran estos, revisar sus normas para contemplar la retirada, en circunstancias como las que concurren, de tan distinguido galardón. Verle a usted en el cuadro de honor, tan próximo a bañezanos ilustres por acción y de corazón, resulta un poco grotesco, la verdad.

Para seguir adelante y recuperar el verdadero sentido de lo que significa trabajar por la ciudad desde el espíritu de servicio, voluntariamente, amando lo que se hace y sin esperar nada a cambio, sin títulos de propiedad. Por momentos pareciera que la ciudad se ha vendido a trozos, perdón a curvas, y que hubiera que pagar algún tipo de canon por transitar por ella. Hace falta entre otras virtudes la humildad. La dedicación para el desarrollo de una actividad voluntaria no puede presuponer en ningún caso, sentirse propietario de nada. Sí llenarse de satisfacción por el trabajo callado y desinteresado sin esperar nada a cambio, sin enturbiar la vida de los conciudadanos, sin querer sustituir los valores democráticos imperantes, sin rehenes. Es habitual que se aplauda con vehemencia cuando se escucha a algún político reclamar eso que suena tan bien como -regeneración democrática, limitación de mandatos, transparencia- aplicado a las instituciones públicas. También será bueno aplicarlo y exigirlo a los entes privados que sobreviven con la subvención del dinero público que reciben, en muchos casos sin el control exigible y que en demasiadas ocasiones termina usándose para alimentar a la corte de palmeros agradecidos. Permítanme finalizar con una reflexión relacionada especialmente con la primera parte de este escrito, pero que también se podría aplicar a otras entidades que se nutren de forma mayoritaria de dinero publico: ¿son acaso las federaciones deportivas un buen ejemplo de regeneración democrática y transparencia? Por sus hechos parece que no, dicho lo cual, abramos las ventanas del moto club bañezano y propiciemos que entre aire fresco con nuevos aromas y nuevas personas para los nuevos tiempos que nos han de llevar al menos a otros 57 años más de nuestra carrera de “las amotos”. Buenos días…

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Desayuno con… la estación y el tren

 

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años 60

Cae la tarde y anochece con el frío habitual de un enero leonés. La niebla meona característica del momento y el lugar, pone el ingrediente de intriga sobre el andén semivacío de la estación del ferrocarril. Un niño con apenas 11 años espera que, por algún lugar entre la penumbra, llegue el tren con sus característicos resoplidos y envuelto en vapor. Ya aparece, rechinando los frenos sobre la vía, la imponente locomotora alimentada con carbón. Año 1965. Fue el primer adiós. Con aquel tren a punto de arrancar entre alaridos de la vieja máquina y el humo de sus calderas que lo envolvía todo, el niño partía hacia un destino desconocido, el internado de Fuenterrabía. Se alejaba por primera vez del pueblo que lo vio nacer, de sus amigos del barrio, de sus compañeros de las escuelas Villa, del calor de su familia, de las tardes de domingo en la plaza mayor, donde correteaba mientras sonaban desde lo alto del templete los acordes de la banda de música, sabiamente dirigida por D. Joaquín Celada.

Estas líneas que anteceden, bien pudieran encontrarse en algún relato ya escrito anteriormente. Posiblemente novelado por una pluma más avezada, sin la concreción del territorio, La Bañeza o la referencia específica del niño que la protagoniza.

Cada vez que la vida me ha situado al borde de un andén de estación o en la terminal de un aeropuerto, demasiados, siempre me ha abordado el recuerdo de aquella primera vez. Pareciera que el reloj del tiempo se hubiera parado. La misma sensación de prisa, la misma actividad frenética de los que se van para llegar a tiempo de partir. En contraste con los sentimientos de los que quedan sobre el anden o la terminal. Miradas perdidas, algunas mejillas humedecidas mientras apenas pueden decir adiós. Un poco más allá, otros esperan la salida hacia su destino. Gentes que ni se miran ni se conocen, reunidos en un mismo espacio con la mente puesta en otro lugar. Quizá el que dejan o quizá aquel al que esperan llegar. Una amalgama de expresiones que afloran en sus miradas directamente relacionadas con los sentimientos que viven en su interior. Siempre he sentido la sensación de soledad y de frío interior en estos lugares impersonales, sobre los que quedan tantos momentos indescifrables.

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actualidad

Ayer sábado, volví a pisar las vías abandonadas y lo que queda de los andenes de aquella estación del tren. Han pasado muchos años y tantas cosas desde aquel difuminado enero del 65, que, en el silencio de esta mañana soleada, me parece escuchar el trajín de otro tiempo, de otra época. Cuando con la llegada de algún tren, era frecuente ver poblarse el andén de lugareños cargados con sus enseres y productos para vender en la feria semanal. O simplemente con el serillo vacío, al que incorporar las necesidades que cada uno pudiera soportar con los bolsillos de entonces, casi siempre vacíos de moneda practicable. Un poco más allá, la zona de vías muertas sobre la que yacen esqueletos callados de vagones, a la espera de ser descargados por algún bracero, urgido de poder ganarse el pan para sus hijos, al menos, ese día. Una época en la que lamentablemente siempre hubo más braceros que mercancía a trajinar. Sin subsidios de supervivencia ni otras cuitas a las que acogerse. A brazo partido, nunca mejor dicho, contra la adversidad y las circunstancias de cada uno y del momento que les toco vivir.

La estación del tren, la nuestra,  no solo era un lugar de ir y venir de viajeros, estudiantes y paisanos. También era un entorno en el que otras vivencias y experiencias tenían su discurrir diario. Los propios empleados, algunos residentes en la vivienda de la parte superior del edificio. La expedición y recogida de pequeñas mercancías. El correo con el que llegarían las ansiadas cartas de los ausentes, algunas de ardorosos sentimientos. Otras simplemente traían noticias de algún conocido o familiar en destinos lejanos. ¿Quién no recuerda temblarle la mano y sentir que el pecho se le rompía, mientras apenas acertaba a abrir el sobre que las contenía? Aquellas cartas que eran toda la comunicación existente entraban y salían por la estación del tren. Al otro costado, el jardinillo, pulmón verde de árboles eternos, testigos callados de tantos encuentros de intimidad juvenil o no tanto, al amparo de miradas indiscretas, entre el silencio roto por los besos salados de tantas despedidas, de tantos adioses…buenos días

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actualidad

 

Desayuno con… buenos aires de libertad

Cada semana de nuestras vidas más o menos apacibles y monótonas se ve alterada por una sacudida cruel que nos ofrecen las noticias en los informativos. Una más. Otra mujer ha caído bajo la sinrazón, muerta, asesinada, por la bestial actuación de aquel con quien había estado compartiendo espacio obligado, quizá algún proyecto olvidado en el tiempo, que le ha arrebatado la vida. Una bestia, un animal sin cerebro ni conciencia, un compendio de instintos primarios dentro de un cuerpo con forma humana, que no de un hombre. Otra familia rota -entiéndase por familia a padres, hermanos e hijos- que se debatirán entre la rabia, el dolor y quizá la reflexión: ¿Podía haberse evitado?

Vivimos formando parte de una sociedad, en las que las situaciones nos sobrepasan de tal manera, que las conciencias adormecidas apenas son capaces de reaccionar ante situaciones como la que nos ocupa. A veces, las menos, nos ponemos estupendos y públicamente, en eso que mal llamamos redes sociales, nos solidarizamos con un clic de nuestro soporte digital, para retornar a nuestro insensible sopor diario. Mientras, en nuestro entorno, en la segunda década del siglo XXI, seguirán ocurriendo ante nuestras miradas impasibles las escenas previas de lo que Don Gabriel García Márquez tituló en una de sus magistrales obras como- crónica de una muerte anunciada-. En este mismo instante, mientras leemos este frugal “desayuno con…”, quizá otra mujer este cayendo bajo el arma homicida de otro animal humano sanguinario y miserable.

Sin duda la tragedia ocurrida ya no podemos evitarla, pero algo hemos de hacer para evitar nuevas y absurdas muertes de mujeres inocentes. Cuántas veces a nuestro alrededor, junto a nosotros, en la calle donde habitamos, en la terraza donde compartimos un café con los amigos, alguna mujer a nuestro lado estará viviendo un tormento personal insufrible. Temerosa y sin poder compartir con nadie su mísera vida de esclavitud, socialmente aceptada incluso por la propia victima. Con la consciencia de mi pequeñez, pero con la firmeza de mi convicción, quiero alzar mi voz y dirigirme especialmente a esas mujeres, que tal vez sin saberlo se encuentren presas de una relación enfermiza, contaminada por los celos, sujetas al control posesivo, anuladas en el ejercicio de su toma de decisión que afectan a las pequeñas cosas de su discurrir diario. A veces con pequeños hechos, nimios incluso, para la conciencia masculina e incluso para la propiamente femenina.

Situaciones  que se proyectan en las tempranas edades de los que conviven con ellas, haciendo que conductas reprobables siempre no lo parezcan en el futuro de sus vidas por vivir. Se trata de asumir como sociedad que cada uno de los pasos que coartan su libertad, su integridad física o emocional, también deban ser combatidos y elevados a la categoría de noticia. Deberían ser un toque de atención en las conciencias. Ellas, las mujeres, con el paso del tiempo se verán bloqueadas por el miedo y la incertidumbre, anuladas en vida y sin vida, muertas, aunque respiren. A esas mujeres, novias primero, esposas y madres después, la mayoría, amarradas en vida a sus propias inseguridades, cobijadas en jaulas invisibles y manejadas al antojo del “señor” de sus vidas. Algunas recién iniciadas su experiencia de pareja, aún jóvenes, otras ajadas por el paso de los años transcurridos, todas privadas del oxígeno de la libertad, a todas deciros que cada día nuestra sociedad, que también es la vuestra, está más cercana a vuestra causa.

A vosotras, tantas, quiero susurraros despacio, casi de forma imperceptible, en la soledad de vuestras lagrimas secas y lamentos ahogados sobre la almohada callada, ahora que duerme vuestro “perro guardián”, ¡despertad!, abrid la ventana de esos ojos de miradas vacías, prestar vuestro oído para escuchar los sonidos de la vida que existe a vuestro alrededor. A ti mujer, que estas entregando tus lozanos momentos o entrada ya en tu otoño vital, te susurro de nuevo: ¡vive! ¡vive para ti y por ti! Libérate y camina de nuevo por los frescos senderos de la libertad. Respira de nuevo los buenos aires, oxigena tu vida y vuelve a ser lo que nunca debiste dejar de ser. ¡Mujer y libre!  Buenos días y bañezanos días…

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